La furia del Huracán Otis ha dejado serios estragos en el estado de Guerrero, a la fecha casi 185 mil estudiantes de educación inicial hasta bachillerato en los municipios de Acapulco y Coyuca de Benítez, en donde existen mil 563 escuelas privadas y públicas de estos niveles de acuerdo con el Sistema de Información y Gestión Educativa, no han podido regresar a clases por el cierre de escuelas y de acuerdo a cifras oficiales, alrededor de 250 mil familias se encuentran damnificadas.
En respuesta a esta situación, integrantes
de la organización internacional Save the Children visitaron los dos municipios
declarados como zona de desastre natural, Acapulco y Coyuca de Benítez, en
donde atestiguaron el nivel de daños en casas, escuelas, así como las
necesidades de familias que a más de una semana del impacto del huracán, se
encontraban sin haber recibido agua y comida.
“Llegamos a Coyuca de Benítez y a
colonias populares en la zona alta de Acapulco. Nos encontramos con familias
que no han recibido ayuda humanitaria por la complejidad para llegar a las
zonas afectadas, nuestro propio equipo tuvo que retirar árboles que se
encontraban obstruyendo caminos, conocimos a gente que hasta nuestra llegada, sólo
se alimentaba con galletas. En coordinación con las autoridades locales y
protección civil, logramos entregar más de dos mil 800 paquetes de alimentos, seis
mil 547 litros de agua potable, kits de bienestar e instalamos un espacio
amigable para dar contención emocional a niñas y niños. La situación es
verdaderamente crítica; se requieren esfuerzos en conjunto para lograr que las
comunidades se recuperen lo más pronto posible”, afirmó Fátima Andraca, directora
de Respuesta Humanitaria de Save the Children en México.
Muchas familias lo han perdido todo, desde alimentos, ropa, muebles, hasta útiles escolares y juguetes; en Coyuca, por ejemplo, las casas fueron arrasadas por la corriente del río que creció a raíz de las fuertes lluvias provocadas por Otis; las calles aún están llenas de escombros, las casas que permanecen de pie se encuentran repletas de lodo, árboles caídos y animales muertos, condiciones que representan un foco de infección para la población, particularmente para niñas y niños.
Las escuelas que pudo visitar la
organización se encuentran completamente destruidas, los techos de lámina
desaparecieron, el inmobiliario se destruyó, las ventanas se rompieron y restos
de objetos y árboles se encuentran esparcidos alrededor, haciendo imposible que
los planteles puedan reabrir para reanudar las clases.
“Nos preocupa el estado de las
escuelas, las escuelas son espacios de aprendizaje, lugares seguros para niñas
y niños y son un aliado en el proceso de resiliencia después de la catástrofe,
sin embargo, vemos muy difícil que muchas logren abrir pronto, sobre todo las
que se encuentran en la zona de la montaña en Acapulco. No olvidemos a los
docentes también, ellos se encuentran preocupados por recuperarse de la afectación
del huracán, muchos también lo perdieron todo y necesitamos también con ellos
impulsar el apoyo emocional”, puntualizó Fátima Andraca.
“La pasé muy mal, se cayó un árbol
en la casa… nos metimos a un cuarto para protegernos, la lluvia estaba empujando
la puerta, pusimos un sofá y una cama para cerrar la puerta, y que no entrara
todita el agua, solo así nos salvamos. Me quedé sin ropa. Me gustaría regresar
a la escuela, pero por ahora no podemos. Hoy nos dieron despensas, con comida”,
compartió Miguel de 11 años, mientras el equipo humanitario hacia la entrega de
kits de alimentos.
“No estamos (yendo) en la escuela.
Los cuadernos se mojaron y las mochilas ya las quemamos, porque ya no sirven.
No tenemos comida, agua o sombra, porque hace mucho calor. Necesitamos una
cama, almohadas, sábanas. No tenemos nada para pintar, tenemos poquitos de
juguetes”, afirmó Nayeli de 7 años de edad.
La situación se puede tornar aún más compleja conforme pasan los días; muchas niñas y niños han cambiado sus actividades de educación y juego para dedicarse ahora a cuidar hermanos menores o limpiar los restos de casas afectadas. Los precios de los alimentos han aumentado en más del 50 por ciento y aún no se restablecen todos los servicios básicos para toda la población. La desesperación inunda a las familias, pero también la solidaridad para ponerse de pie de nuevo.
Para responder a la gravedad de la
emergencia, Save the Children mantendrá presencia en las zonas afectadas
apoyando con acciones enfocadas a la protección de la niñez, entrega de kits de
higiene y saneamiento, recuperación de materiales para vivienda y escuelas y
provisión de kits de alimentos.
Además de las entregas urgentes, se
perfila una estrategia para recuperar los servicios educativos, para apoyar con
soluciones de agua y saneamiento, y para acompañar alternativas de ocupación y
medios de vida para que las familias puedan encontrar alternativas dignas de
tener sus propios ingresos.