Elizabeth Carrier S./Especial para MINUTO 28
En los últimos años, México ha
enfrentado una preocupante degradación en su sistema educativo básico, lo que
ha generado una serie de desafíos para el país en términos de desarrollo y
equidad social. A partir del año 2018, diversas problemáticas han surgido,
afectando el acceso a una educación de calidad para miles de estudiantes.
Uno de los principales factores
que han contribuido a esta situación es la falta de inversión en el sistema
educativo. Durante el periodo de 2018 a la actualidad, el presupuesto destinado
a la educación básica ha sido insuficiente para satisfacer las necesidades de
infraestructura, materiales didácticos y capacitación docente. Esto ha llevado
a la precariedad en las condiciones de las escuelas y al déficit en el número
de docentes capacitados y motivados.
Además, se ha registrado una
creciente desigualdad en el acceso a la educación. Las zonas rurales y
marginadas han sido las más afectadas, con escuelas en condiciones deplorables
y una escasez de recursos educativos. Esto genera un círculo vicioso en el que
las oportunidades educativas son limitadas para aquellos que más las necesitan,
perpetuando la pobreza y la falta de movilidad social.
Otro problema relevante es la
falta de una planificación y políticas educativas sólidas. A lo largo de los
últimos años, los cambios de gobierno y las fluctuaciones en las prioridades
políticas han dejado a la educación en segundo plano. Esto ha impide la implementación
de reformas estructurales necesarias para mejorar la calidad educativa y el
desarrollo de habilidades en los estudiantes.
La pandemia de COVID-19 también tuvo
un impacto significativo en la degradación escolar básica en México. Los cierres
de escuelas y la transición abrupta a la educación en línea expusieron aún más
las brechas digitales existentes y resaltaron la falta de preparación
tecnológica en muchas escuelas y hogares. Esto afectó negativamente la
continuidad educativa y amplió las diferencias de aprendizaje entre los
estudiantes.
Otro aspecto relevante es la
desmotivación y desinterés de los estudiantes debido a la falta de
oportunidades y la percepción de que la educación no les brinda un futuro
prometedor. Esto ha llevado a altas tasas de deserción escolar y una
disminución en los niveles de aprovechamiento académico.
Es fundamental que las
autoridades pongan la educación básica en el centro de las políticas públicas y
destinen recursos suficientes para garantizar una educación de calidad para
todos los estudiantes. Es necesario abordar las desigualdades en el acceso a la
educación, fortalecer la formación docente y promover una planificación a largo
plazo que trascienda los cambios políticos.